Calendario vacío

«La vida es lo que nos sucede mientras planeamos como vivirla.»

Hace una semana me sorprendí de que ya estuviéramos a finales de febrero. Y ahora, casi sin sentirlo, ya ha pasado la primera semana de marzo. Estas semanas en concreto, y lo que llevamos de año en general, se me han pasado volando. 

Pero ¿quién no ha tenido alguna vez esta sensación de que el tiempo pasa sin darse uno cuenta? Debe de ser que según vamos haciéndonos mayores, el tiempo se nos pasa más deprisa. Es la única explicación que le encuentro.

El caso es que esta vez me sorprendió realmente que hubiera pasado unos veinte días –la última vez que tuve conciencia de la fecha fue exactamente el 8 de febrero– sin apenas darme cuenta. No se trata, una vez más, de que se hayan quedado mil cosas por hacer, sin saber cómo, puesto que todas y cada una de mis tardes libres las he aprovechado al máximo. Sin embargo, echo la vista atrás y siento que no he avanzado hacia ningún lugar.

El futuro está estancado. Socialmente vivimos en una crisis terrible, las ofertas de trabajo son casi inexistentes, lo que nos obliga a muchos a permanecer a la espera de que nos llegue algo que nos ayude a realizarnos como personas. 

Pienso qué progresos he realizado estos dos últimos meses mientras pasaba todo este tiempo por mi lado sin apenas haberlo percibido. Me da rabia tener esta sensación de vacío. Ver que el tiempo pasa a mi lado sin yo percatarme de ello, y después, echar la vista atrás y encontrarme exactamente en el mismo lugar en donde estaba.

Ahora me replanteo mi futuro para tomar rumbo hacia algún lugar. Y mientras tanto, otro día más se agota.