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miércoles, 20 de abril de 2022

Pensamientos que vienen y van sin darte cuenta

Una mujer contempla la puesta de sol entre varios árboles

El pensamiento es caprichoso. Vaga de un lugar a otro sin establecer conexiones. 

Pretendo solucionar el problema de mi vida. Al fin y al cabo hay que avanzar. El mundo gira muy deprisa y no me queda más remedio que tratar de girar al mismo ritmo. Las tareas de la mañana quedan anegadas por el pensamiento incierto de si no sería mejor recuperar antes aquella actividad que tengo pendiente. 

Es difícil centrarse en las tareas que toca resolver. Dudas existenciales de cómo afrontar los pasos que he de dar en mi día a día. Miedos que nos acechan en cada rincón del pensamiento. ¡Cuánto cuesta ponerse a ello! Porque pensarse a sí misma duele; porque trabajar en nuevos proyectos da miedo. Todo lo desconocido da miedo por desconocido. 

Veo las noticias de las 3. Es indispensable estar informada. Conocer en qué mundo vivo para aprender a conocerme. No obstante, las noticias se suceden una tras otra y no soy capaz de prestar atención a lo que me cuenta la pantalla. 

La tarde se resuelve a trompicones. El futuro incierto del trabajo presente de proyectos por venir; pensamientos disparatados que apabullan mi cerebro con nostalgias de un pasado que nunca fue; ambos pugnan por el protagonismo. 

Tomo un café a media tarde. El calor de la taza parece reconfortarme. Calma la mar de pensamientos inconexos que vagan libremente. 

La tarde oscurece lentamente y el crepúsculo se hace protagonista. Es hora de pensar en el descanso, aunque no haya solucionado el problema de mi vida.

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