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domingo, 12 de marzo de 2023

Reflexiones para un 8M

El texto 8M escrito muy grande en blanco sobre un fondo morado

Me fascina que cada año el Día de la Mujer tenga mayor relevancia. No solo por visibilizar que a la mujer todavía le faltan muchos derechos por conseguir, sino también porque está contribuyendo a que, a lo largo del año, cada vez sean más las mujeres que luchan por sacar a la luz nombres de mujeres que han contribuido en la historia: de pintoras, de matemáticas, de ingenieras, de cualquier profesión o rama. Ahora son cada vez más accesibles. 

Porque para una mujer cuya adolescencia ha transcurrido en los noventa del siglo pasado construir una historia inclusiva donde también haya nombres de mujeres es muy difícil. De mi época educativa solo recuerdo que me hablaran de Marie Curie. ¡Y para que no lo hubieran hecho tras haber ganado dos premios Nobel! 

Los manuales de Literatura sí eran un poco más prolijos y citaban a tres escritoras: Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán (qué rabia que la llamasen «la Pardo Bazán») y Santa Teresa de Jesús. Estaban presentes, pero otra cosa diferente es que las estudiásemos: a Santa Teresa para qué si había otros tantos frailes que habían escrito cosas; con Rosalía de Castro no se iban a entretener, ya casi llegaba el final de curso y el tiempo apremiaba para estudiar otros autores… Emilia Pardo Bazán se quedaba en el tintero. 

Conocíamos a la histórica Cleopatra, pero más bien como un personaje de leyenda que solo salía en el cine. Y en la vida cotidiana tan solo un par de deportistas se colaban en los telediarios. 

Ni siquiera cuando estudié Literatura en la Universidad aparecieron escritoras. Es más, el verano pasado tuve la oportunidad de ojear un libro de Lengua y literatura de 4º. ESO y con mucha inocencia busqué las páginas de la literatura más actual en busca de narradoras, poetas o dramaturgas. ¿Sabes cuántas había? 

Por suerte, hoy en día esta situación está cambiando y las mujeres con su fama están surgiendo de los confines de la historia. Y las contemporáneas luchan cada día porque sus nombres se vean y se reconozcan sus trabajos. 

Intuyo que en los colegios mencionan a más mujeres y sus trabajos que en mi época. Aunque es gracias a las redes sociales donde se está produciendo la verdadera revolución. A través de muchas cuentas trabajan por visibilizar el papel de la mujer en la historia y en la ciencia. 

También a través de Instagram descubro que la temática de este año es la «lucha por un mundo digital inclusivo: innovación y tecnología por la igualdad en sexos». Por el contrario, aquí en España los informativos se pierden en la noticia del momento, este año la polémica por una ley de igualdad recién salida. 

Parece que no hay más: el mundo del feminismo queda reducido a eso, a una batalla por los partidos políticos en tener razón. O peor, en luchar por quien es más feminista. Poco se habla -o nada- de lo relevante en este caso: de los derechos de las mujeres. Es un día de fiesta; hay que manifestarse, hacer batucadas, y siendo felices, mostrar tu punto de vista de qué es ser feminista. 

Dejando a un lado las peleas políticas en España, de las que no desearía hacer más bombo, lo que más me fascina, es que estas mujeres que trabajan desinteresadamente en sus redes por la divulgación del papel de la mujer en la historia lo hacen diariamente. De esta forma, ponen de manifiesto que hay que luchar por nuestros derechos todo el año, no festejar un día al año porque toca y listo. Esa es la verdadera lucha: el día a día. Y pienso en la suerte que tiene esta nueva generación de niñas que tendrá grandes referentes femeninos a los que desear parecerse. Por eso es tan importante la divulgación, el conocer, el poner los nombres correspondientes.

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