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viernes, 24 de noviembre de 2023

Días sin sentido

Una mujer baila; representada con desenfoque y superposición de diversas posturas

De pronto, llega noviembre y el frío. Octubre ha huido del calendario como una larga sombra dorada y gris, después de que septiembre rompiera el verano abruptamente con el comienzo de curso. Este año ha volado dejando días sin sentido en mi calendario.
 
Acurrucada en el sofá, acaricio una taza de café bien caliente como forma de dar algo de calor a mi cuerpo aterido por el frío. Contemplo por la ventana cómo la tarde escurre sus últimos minutos.

Este año nada ha salido como estaba previsto. 

Proyectas una vida; te aferras a la determinación de desplegar las alas en busca de segundas oportunidades, de ciertas esperanzas. Piensas que has dejado atrás el abismo, que ya queda muy lejos, pero te sorprende a la vuelta de la esquina: la oscuridad sigue llamando desde lo más profundo. 

La vida se ha convertido en un sinsentido y no existen palabras para nombrar tanto vacío.

Mientras el tiempo sigue veloz su curso, en mí todo sucede a otro ritmo más lento. El vuelo se ha detenido. Y sin saber por qué, mis expresiones se han convertido en seres inertes y ya no pueden construir esos mundos tan anhelados para poblarnos, para levantarnos desde las sombras y buscar la luz.

Y sin embargo, descubro que en El mundo donde habito no estoy yo sola. Cada cierto tiempo me sorprendes con tus dulces visitas para leerme; y aportas brillo a esta oscuridad que no parece acabarse nunca. Y pienso que tal vez ahora que el diálogo en voz alta conmigo misma ha trascendido más allá de mi ser, lejos de mis fronteras, la responsabilidad es mayor.

Escribir esta entrada ha resultado bastante duro. Tras demasiados intentos fallidos, consigo dar forma a mi pensamiento. 

Acaso el otoño no sea buen momento para empezar otra vez –nunca el otoño fue buen momento para iniciar nuevos planes–; acaso el frío en los huesos y dolor en las rodillas impidan concentrarme en lo importante, sin embargo, adopto el compromiso de vivir en compañía, de seguir charlando en voz alta como siempre he hecho. Así escribiendo, conseguiré al fin que mis días dejen de ser días sin sentido.

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